Desde Bolivia - Lucha contra la violencia hacia las mujeres

Por Lopo Gutiérrez León

Bolivia

Ex-becaria del Programa Prevención de

violencia en la escuela y la familia,

La Universidad de Lund


Tirarles huevos: Luchar contra la violencia hacia las mujeres


Sobre el caso: María Fernanda Paucara Mamani tenía 23 años

El 5 de octubre del 2021, María Fernanda fue arrestada por la Policía de la Estación Integral Policial (EPI) de la zona de Chasquipampa en la ciudad de La Paz, de manera irregular junto a tres amigos, supuestamente por consumir bebidas alcohólicas en vía pública. La Policía indicó que el arresto fue a las 23 horas; sin embargo, testimonios de los vecinos de la zona, denuncian que escucharon los gritos de la joven oponiéndose al arresto a las 20 horas. El arresto ocurrió a dos cuadras de su domicilio y el arresto no fue en la calle, la Policía la sacó de un taxi que la conducía a su domicilio.

Durante la noche del martes 5 de octubre la familia de María Fernanda intentó contactarla con ella, varias veces por teléfono, sin obtener respuesta. Al día siguiente salió la noticia que “el cuerpo de una mujer joven sin vida se encontraba en las celdas de la Policía”. La mañana del 6 de octubre, el ex enamorado de María Fernanda llamó a la madre alertándola sobre esta noticia. La mamá de María Fernanda fue a la Policía y encontró el cuerpo de su hija sin vida, con moretones y signos de violencia sexual. La Policía argumentó que “la joven se había suicidado”.


Pero, ¿quién se suicida en una comisaría?



Tirarle huevos a la Policía


El cajón estaba ahí.

María Fernanda estaba ahí.

Su mamá estaba ahí. 

Su familia estaba ahí.

Sus vecinos estaban ahí. 

Nosotras estábamos ahí.


“Hermanita gracias por venir a acompañarnos”, nos decía una señora. “Mucho dolor se siente, ¿qué vamos a hacer nosotras para cuidar a nuestras hijas, a nuestras nietas? ¿así nos sabe abusar la policía? Bien malditos son”. 


Al llegar a Chasquipampa ya se sentía el dolor y la rabia. Se olía la bronca y las ganas de quemarlo todo. Gritas, insultas y cantas “machos violadores”, “la policía no me cuida, me cuidan mis amigas”. Luego te quedas en silencio. Es ahí cuando pasa la pena, la bronca y se hace gigante y vos te haces chiquita. Luego, vuelves a gritar y vuelves a sentirte grande. 


Vamos a comprar pintura roja, agua y globos. En un costado empezamos a preparar los globos. Las vecinas y un par de niñas nos miran silenciosas y curiosas. Sale un globo, salen dos, salen diez. Llega un señor con dos maples de huevos (60 huevos), “con estito más les tiremos”. Pintamos de rojo los huevos.


Repartimos los huevos. Algunas personas nos miran, pero no alzan ni uno, otras sí, alzan dos. Y ahí, casi como si hubiéramos contado hasta tres, empezamos a tirar los globos de pintura roja y los huevos rojos. No solo les tiramos globos y huevos rojos ese día, les tiramos rabia, les tiramos ira, les tiramos bronca, les tiramos llanto, les tiramos dignidad.


Cinco días más tarde nos auto convocamos a una marcha para exigir #JusticiaParaMaríaFernanda. Desde San Francisco empezamos a bajar. Vamos a la Fiscalía y gritamos con mucha bronca por la inoperancia de esa institución que no solo no cumple su rol, sino que lo corrompe al ser parte de la mafia patriarcal y machista que opera en la (in)justicia boliviana. La próxima parada el Ministerio de Justicia, pero ahí se siente como gritar a un sordo. Finalmente vamos al Comando Nacional de la Policía. A media cuadra nos esperaban armados, encapuchados, escudados y encuadrados unos veinte pacos en la primera fila. Esos pacos que son cómplices con su silencio de esa nefasta, patriarcal y violenta “institución del verde olivo”. 


Gritamos y pintamos sus escudos, las paredes y la calle. Quemamos un muñeco/policía de cartón. Esta vez los globos rojos ya estaban hechos y salían de mochilas y bolsas de quienes estábamos ahí, pero también salían piedras de una de las carteras que dignamente se paró a decirles a los policías que son unos violadores y cómplices de los feminicidios. “Pacos y milicos han violado con permiso del Estado”. 


Ese día, sucedió algo porque nos encontramos entre diversas y les gritamos juntas a la policía, que son quienes representan “la protección violenta o violentan la protección”. La policía representa la desprotección, el abuso de poder, la corrupción, la máquina de generar pruebas falsas y hacer desaparecer las evidencias, el aliado de la cadena de violencias del pacto patriarcal.


Ese día sucedió algo porque politizamos juntas. Nosotras, las mujeres, las feministas, las mujeres de pollera, las mujeres trans, las hijas de las feministas, las universitarias, las mamás de las feministas y las mujeres jóvenes de Chasquipampa.


Ese día, sucedió algo.





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